Raúl Álvarez: “Si queremos sobrevivir como sociedad, debemos sentir esa responsabilidad de ayudar a otros”

El futuro ingeniero civil recibió la Beca Cristóbal Conde de la UC, que le permitió disminuir considerablemente su deuda estudiantil.

Raúl Álvarez entró a estudiar a la Universidad Católica el mismo año en que debutó la gratuidad. El sueldo de su mamá, de alrededor de $600 mil, sin embargo, lo dejó fuera del beneficio, que cubre a los primeros seis deciles de la población. “Yo financiaba un 30% con el fondo solidario, un 10% con la Beca de Excelencia Académica y el resto con CAE. Yo no pagaba nada, porque a mi madre con suerte le alcanzaba para el mes, así que la opción era encalillarse no más”, dice hoy, a poco de convertirse en ingeniero civil en computación.

El que se único hijo fuera profesional era un sueño largamente acariciado por la mamá de Raúl, quien no tiene estudios universitarios, y eso, cuenta su vástago, ha sido una dificultad en su vida. Ella se logró embarcar en una emergente carrera en el mundo del retail, pero la fusión de la compañía en la que trabajaba redundó en su despido, cesantía que duró mucho tiempo. “Ahí mi mamá tuvo muchos problemas, porque al menos en esos tiempos, sin un título universitario y solo con ese único trabajo como ejecutiva en su historial, le costó mucho, mucho, buscar pega”, dice Raúl. Afortunadamente, el joven, cuyo padre falleció poco antes de su nacimiento, cuenta con una familia extendida grande y unida, que estuvo ahí en los momentos difíciles. “No me faltó casa ni comida, por razones obvias, pero igual sicológicamente esto le afectó a ella; como madre soltera, pensaba, si no tuviera a mi familia no podría proveer a mi hijo. Sentía que estaba fallando como madre, por lo mismo siempre ha tenido temas con la plata”, confidencia el también contrabajista aficionado, quien relata que debieron recurrir a créditos para solventar los gastos, los que recién ahora se han logrado sanear.

Buen alumno desde siempre, Raúl tiene un aire relajado, de una persona que sigue el flujo de las cosas más que desgastarse en forzarlas. Un par de semanas antes de la PSU, el azar -literalmente tiró una moneda- le dictó que siguiera Ingeniería, así que obsesivamente preparó la prueba de Ciencias en pocos días, esfuerzo que fue suficiente para ingresar a la Universidad Católica. Un día de primer año, estaba en el auto de un amigo haciendo hora para entrar a clases cuando recibió un mail invitándolo a postular a la Beca Cristóbal Conde, beneficio que cubre la brecha entre el arancel referencial y el real, y que es otorgado gracias al aporte del donante homónimo, reconocido empresario y filántropo chileno radicado en Inglaterra que es parte de Friends UC, organización sin fines de lucro dedicada a apoyar a la Universidad Católica en sus iniciativas. Según los cálculos de Raúl, el tener una beca de estas características hizo que su deuda bajara de $30 millones a $14 millones, lo que, para el nivel de sueldo al que podrá aspirar como ingeniero, considera muy razonable. “Mi madre estaba super feliz, y en especial porque esta beca no se la dan a todo el mundo. Fue una fuente de orgullo”, recuerda Raúl.

El joven tuvo la oportunidad de conocer al donante de su beca hace unos años atrás. En esa ocasión, Cristóbal Conde le manifestó que donar, para él, tenía que ver con una responsabilidad moral: “Eso es lo que me trató de inculcar, que cuando yo esté en una situación en que gane más, que para mí sea parte de mi responsabilidad, no necesariamente donar dinero, pero sí donar mi tiempo, ser filántropo de una forma (…) Si queremos sobrevivir como sociedad, tenemos que tener la capacidad de sentir la responsabilidad de ayudar a los otros, no porque me quiero sentir bien yo, sino porque es mi responsabilidad social ayudar”.

Raúl valora además el hecho de que esta beca estuvo con él en un momento difícil que vivió en 2018 y que se tradujo en que reprobara dos ramos: “Lo pasé muy mal en ese semestre, pensé salirme de la carrera, anular, y ahí surgió congelar, pero igual fue un proceso doloroso, porque para mi madre fue difícil”. Esa decisión, que resultó ser la adecuada para superar el momento, no le significó perder su beca.

En la actualidad, Raúl se desempeña a tiempo parcial en Magnet, empresa desarrolladora de softwares, mientras termina sus ramos. Luego, realizará su trabajo de título. En sus planes está también convertirse en donante. “En mi caso, fue en ese año, 2018, cuando tuve mi mayor crisis existencial, que esa beca me trajo mucha tranquilidad, porque sabía que, independientemente de lo que pasara, igual la iba a tener, igual no iba a tener una crisis económica inmediata. Y esa beca solo la tenían algunas personas cada año. ¿Cuántas persona habrá habido en la misma situación que yo, que no tenían beca ni crédito, y que están del cogote con plata?”, reflexiona. “Siento que la naturaleza del ser humano no es una de odio ni de guerra, sino de empatía, y en ese sentido creo que es importante conectarnos con esta empatía, y hay muchas formas de lograr eso. Y si uno tiene el privilegio, como yo probablemente lo tendré en los próximos años, de literalmente tener más dinero del que puedo gastar razonablemente, sin gastarlo en estupideces, no es solo útil, beneficioso, para mi comunidad y el resto de las personas al endowment o a causas que crea correctas, sino que siento que es como un deber con nuestra propia naturaleza, poder ver cómo nuestra vida hubiera podido ser mejor si hubiera habido gente que hubiera tenido ese beneficio”.

El Endowment UC busca también ayudar a jóvenes como Raúl que, necesitando ayuda económica, no la tienen por no entrar en los seis deciles considerados por la gratuidad. Te invitamos a convertirte en donante con el Endowment UC.


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