El médico UC que frena el avance del covid-19 en Chiloé

El doctor Hugo Figueroa se enamoró de Chiloé en cuarto año. Al egresar, se radicó en la isla para entregar la medicina UC a sus habitantes, sin importar lo difícil que fuera llegar hasta ellos. Hoy, el covid-19 lo tiene protegiendo a los chilotes desde un consultorio en Ancud.

Hugo enciende el motor de su auto. Afuera llueve, afuera graniza. Se prepara para manejar. Puede ser media hora, una o dos, lo que le tome llegar hasta el hogar de una familia que, desde los remotos bosques de Chiloé, lo ha llamado. Hugo es médico, uno que desde el año 2000 recorre las islas más extremas del archipiélago; que debe luchar contra la marea y el viento para desembarcar en lugares que ni siquiera cuentan con muelles; uno que, con inalterable vocación de servicio, ha llevado la medicina UC a chilenos que tienen en él la posibilidad de una mejor salud.

Ha visto todo tipo de males, pues ha sido al mismo tiempo otorrino, pediatra, geriatra, lo que se necesite. Pero hoy se está enfrentando a una pandemia inédita que ha extendido sus tentáculos incluso hasta la isla grande

De cuerpo y alma

Hugo Figueroa llegó a Chiloé desde Ñuñoa. En Santiago estudió Medicina apoyado tanto por fuentes estatales de financiamiento como por donantes de la Universidad Católica, y también por trabajos que conseguía a través de la CTR. En cuarto año se fue a Achao a realizar una práctica rural, y desde entonces que su sueño fue ser médico general en Chiloé.

En esa calidad, él es el primer eslabón en la detección del covid-19. En el consultorio donde trabaja, en Ancud, recibe a personas que tienen indicios de la enfermedad: “Cuando llega un paciente con síntomas compatibles, se solicita el test y se deriva al hospital. Los médicos en las postas, en los consultorios y en los servicios de urgencia de un hospital somos los primeros que vemos a un paciente infectado”. Hugo explica, además, que esta enfermedad provocada por el coronavirus no solo se ensaña con el aparato respiratorio, sino también con la salud mental.

El facultativo cuenta que le tocó atender a una mujer ecuatoriana cuya enfermedad no era otra que angustia y desesperación: el virus le mató a tres tíos en Guayaquil: “Hay que contenerla, tranquilizarla, escucharla, comprender la situación, porque su empleador le exigía que siguiera trabajando en la cocina del restaurant, y ella simplemente no podía”.

Pese a los años y a la distancia, el doctor Figueroa sigue conectado a su alma máter. En la actualidad es donante del Endowment UC, fondo que entregará becas a jóvenes de contextos vulnerables que necesitan de este apoyo para estudiar en la universidad.

Desde su mirada de médico, y de la mano de su experiencia en salud pública, Hugo dice que apoyar proyectos como ese redundará en que Chile cuente con profesionales que estén familiarizados con la realidad completa de la salud de Chile, lo que es clave para gestionarla y mejorarla.


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