Anella Guzmán, exbecada y donante del Endowment UC: “Para mí, la Universidad Católica lo ha significado todo”

A los 13 años, Anella Guzmán llegó desde Perú con su familia en la búsqueda de un mejor futuro. Hoy, convertida en cientista política UC, sigue vinculada a la universidad como funcionaria y donante del Proyecto Endowment UC.

“Soy UC por todos lados”, dice Anella Guzmán, cientista política que, en 2009 y con 13 años, migró junto a su mamá y sus dos hermanos a Chile desde Perú, empujados principalmente por las dificultades económicas de dicho país. Estudió el pre y posgrado con becas de la Universidad Católica, y hoy trabaja en el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini y es donante del Proyecto Endowment UC, fondo de reserva patrimonial que busca apoyar con becas a jóvenes como ella. “Me produce una gran satisfacción poder devolver la mano a través de esta iniciativa, ayudando a otro estudiante a financiar sus estudios, y saber que, gracias a ese aporte, también va a lograr estudiar en esta universidad”, afirma.

El aterrizaje en Chile estuvo rodeado de incertidumbre. Era febrero, y urgía encontrar colegio. Pero no había cupos, así que los aceptaron en un colegio municipal de Puente Alto como “alumnos excedentes”, lo que significa que sus notas no quedaban registradas oficialmente. Por otra parte, la lentitud de los trámites para convalidar títulos profesionales y para obtener residencia definitiva afectó a su mamá, Ana María Roncal, psicóloga laboral que en Perú llegó a ser subgerenta de Recursos Humanos y de Relaciones Públicas en la Empresa Nacional de Transporte Urbano, ENATRU Perú, (el símil de Transantiago en Chile), carrera que quedó truncada debido a las turbulencias políticas del país vecino. Le tomó años poder ejercer su profesión en Chile: “Mi mamá se tuvo que desempeñar en empleos muy poco remunerados, que no tenían ningún tipo de calificación, como call center, cuidado de niños, venta de seguros y sepulturas en el Parque del Recuerdo. Mi mamá igual lo hacía, decía ‘no voy a estar sin trabajar’, ella necesitaba poder generar ingresos, que pudiéramos comer”.

 

“El apoyo que recibí para poder estudiar fue esencial”

Los Guzmán Roncal son tres hermanos: Isabella, la mayor, es ingeniera comercial de la Universidad de Valparaíso y trabaja como especialista de gestión de proyectos en BancoEstado Microempresa; Jullio, ingeniero civil industrial con diploma en transporte de la Universidad Católica, es analista de proyectos en la Municipalidad de Puente Alto -con la que inició una relación laboral gracias al programa Puentes UC- y la menor, Anella, es master en Ciencia Política mención Relaciones Internacionales. Tampoco les fue fácil el paso a la educación superior, pero no por sus puntajes PSU, que fueron altos. Lo explica Jullio: “Al ser extranjero, no podía ser seleccionado para la mayoría de los beneficios estudiantiles del Estado, por lo que mi prioridad era llegar a una institución que me diese la posibilidad de obtener un beneficio interno, ya sea por crédito o beca”. Ahí fue cuando la UC cambió su vida, pues le otorgó la Beca Raúl Silva Henríquez: “El apoyo que recibí para poder estudiar fue esencial”, enfatiza. En el caso de ella, en 2013, estando tercero medio quiso empezar a preparar la PSU, pero obviamente no tenía los recursos. En eso, estudiantes de la Católica fueron a su colegio para contarles del Prepreu, un nuevo preuniversitario social gratuito enfocado en nivelar los conocimientos de los jóvenes con miras a dar una buena PSU. Anella postuló y fue la única aceptada de su generación. En cuarto medio estuvo becada en el Cpech, y, como sus hermanos, obtuvo los más altos puntajes de su curso. Jullio, incluso, dio la mejor PSU de Matemáticas de todos los colegios municipales de la comuna.

Anella y Jullio Guzmán, exalumnos y exbecados UC.

Entrar era una cosa, financiar los estudios, otra. Pero ahí de nuevo la Universidad Católica estuvo presente: Anella recibió la Beca Cristóbal Conde, que entrega Friends UC y que se financia gracias al aporte del donante del mismo nombre. Adicionalmente, le dieron la Beca Raúl Silva Henríquez. Ambas becas de la Universidad Católica la acompañaron hasta que pudo optar a la gratuidad.

 

Retribuyendo desde primer año

Las ganas de dar de vuelta de Anella, que hoy es donante del Endowment UC, se concretaron desde primer año, cuando se enroló como voluntaria en el preuniversitario Prepreu, al que ella asistió. Primero hizo clases de Seguimiento, que es un módulo destinado a entregarle a los jóvenes herramientas y habilidades de estudios para que puedan tener un fructífero paso por las aulas. Posteriormente, asumió como coordinadora general. Debió gestionar de 40 a 50 voluntarios de distintas carreras y a 180 alumnos, y debía estar pendiente de aspectos claves, como la reserva de salas, la comunicación con los colegios y entidades como la DAE, que les colaboraba, y en general mantener funcionando el sistema. Además, siguió dando clases. “Cualquier ayuda que uno pueda brindar, hay que darla. Después, lo que tú tienes es la satisfacción de que pudiste ayudar a otra persona, y que gracias a eso, esa persona también va a lograr las metas que se proponga”, indica la coordinadora del Programa SinLímites del Centro de Innovación UC.

Con su aporte al Proyecto Endowment UC, ese espíritu de retribución a la universidad, para que pueda seguir tendiéndole una mano a alumnos de entornos vulnerables, continúa: “Para mí, la UC lo ha significado todo, y no solo desde el lado académico, sino también por la formación humana, porque yo recibí apoyo y tuve la oportunidad de brindarlo a otras personas a través del voluntariado”. Ese agradecimiento también se extiende a Chile: “Por supuesto que siempre está el recuerdo de nuestro país y que se extraña, y por eso iríamos feliz de visita, pero nuestra vida está en Chile, y estamos muy contentos en este país. Por eso solicité mi carta de nacionalización en Chile, porque sé que seguiré acá, porque este es el país que me ha permitido crecer”.

Anella le hace un llamado a toda la Comunidad UC a sumarse al Endowment UC: “Considero que este proyecto refleja el valor que tiene para la Universidad Católica la formación de los estudiantes, donde el factor económico no debe ser una limitante. Por ello, también invito a todas las personas a conocer la iniciativa y sumarse”.


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